La berrea comienza a finales del verano y se prolonga durante las primeras semanas del otoño. Cada año tiene una duración diferente, y depende de, entre otros factores, de la climatología. Según los que saben ya está acabando, precisamente, dicen, por el calor que está haciendo. Los machos de ciervo luchan entre sí por conseguir a las hembras y dejan oír sus berridos como un lamento gutural de la tierra en los tibios amaneceres del bosque mediterráneo ibérico, como diría el inefable Félix Rodríguez de la Fuente. Gracias a David, un buen fotógrafo y mejor persona, un grupo de fotógrafos nos encontramos en Cabañeros con la sana intención de captar ese momento en el que un macho y su harén transitan a contraluz y el sol tiñe el aire de fuego sobre el manto amarillo de la raña. No tuvimos demasiada suerte en esto. Los animales estaban lejos, con poco movimiento, cansados por el calor y de la presencia de tantos seres humanos subidos en coche que pasan, les observan una y otra vez sin comprender bien por qué.
La fotografía soñada no apareció, pero no importa, otra vez será. Lo importante fue compartir ese día con otros amigos que también buscaban lo mismo. Solo por esto mereció la pena madrugar.
Estas son algunas imágenes del día.
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